martes, 10 de abril de 2007

Un scout en la niebla

Una neblinosa mañana, de esas que los londinenses llaman “sopa de guisantes” por lo espeso de la niebla que no permite ver mas allá de dos pasos, un empresario estadounidense estaba tratando de orientarse para llegar a una reunión de negocios, de pronto surgió un joven de la niebla que al verlo desorientado se ofreció a guiarlo a donde iba; al llegar el empresario metió la mano en el bolsillo para dar una propina al joven, pero este se le adelantó diciéndole que el era un Scout y los Scouts no aceptaban pago por ayudar a los demás y desapareció en la niebla, tal como había llegado.

El norteamericano asistió a su reunión y al terminar comentó el suceso de la mañana, preguntando a sus colegas que era eso de los Scouts, ellos le explicaron que el Scoutismo era un movimiento juvenil creado dos años antes por un héroe nacional, el general Baden Powell.

El empresario se interesó y averiguó la dirección de ese movimiento, al llegar encontró al propio general Baden Powell atendiendo la oficina; los dos pasaron el resto del día juntos, entre preguntas y explicaciones sobre los fines y el método del Scoutismo.

Cuando el americano regresó a su país llevó consigo la idea, su apellido era Bóyce y fue el fundador del Scoutismo en los Estados Unidos de Norteamérica.

Así, desde hace casi un siglo, millones de jóvenes norteamericanos conocieron el Scoutismo gracias a un Scout desconocido, que salió de la niebla para hacer su buena acción y luego desaparecer.

Existe un mejor ejemplo de lo que debe ser un Scout?

Años después de esta historia los Scouts de EEUU regalaron al Centro Internacional de Adiestramiento, el Parque de Gilwell, en Inglaterra, una hermosa estatua de un búfalo americano, con una simple inscripción que dice:

"Al Scout desconocido quien en su lealtad al diario cumplimiento de la Buena Acción, hizo posible traer el Movimiento Scout a los Estados Unidos de América".